El objetivo fundamental del proyecto redactado por el arquitecto D. Juan González Moriyón que hizo la labor de dirección de obra en equipo con el aparejador D. José Antonio Menéndez Quirós como director de ejecución, ha sido la rehabilitación de las fachadas del edificio reproduciendo la coloración y textura del revestimiento pétreo original.
Para ello, el arquitecto en colaboración con personal especializado de Esfer realizaron previamente a la obra diferentes pruebas que permitieron identificar con bastante precisión el grosor, la textura y los colores originales del revestimiento pétreo. En relación con el cromatismo del edificio, se determinó que en el edificio se utilizaron tres tonalidades:
- Gris claro (sugiriendo piedra caliza); se utiliza en los planos generales de la fachada incluyendo la zona de torreón de planta ático despiezada con entrecalles.
- Amarillento (sugiriendo piedra arenisca); se utiliza en todos los elementos ornamentales de la fachada (cornisas superiores de planta sexta y ático, impostas, viertegauas y pilastras.
- Rojizo; situado en los remetidos cruciformes del torreón de planta ático.
Con estos datos, la casa alemana Sto realizó la propuesta de revocos a utilizar en la presente rehabilitación.
El edificio data del año 1947 y está incluido en el Catálogo Urbanístico de Gijón dentro de la categoría Patrimonio Arquitectónico de Protección Parcial; “Edificio construido tras la guerra civil, con lenguaje formal adecuado al nuevo régimen, en lenguajes arquitectónicos de inspiración herreriana. Destaca la calidad constructiva de sus acabados en fachada a base de piedra artificial y morteros ejecutados para presentarse vistos, una solución de mayor calidad constructiva que aquellos destinados a ser pintados. Se prohíbe el pintado de los morteros y piedra artificial debiendo ser pintados y reparados”.
El estado actual de la fachada responde casi con total fidelidad a los planos que dibujó el arquitecto D. Antonio Álvarez Hevia entre los años 1944 y 1947 conservados en el Archivo Municipal. Se trata de un caso ejemplar en el que concurren dos circunstancias no habituales: la primera, que el arquitecto documentó y solicitó licencia para todos los cambios que se produjeron en el transcurso de las obras respecto al primer proyecto presentado; la segunda, que la fachada del edificio no ha experimentado en sus 72 años de vida ninguna modificación respeto al edificio inaugurado en 1947, con excepción del cambio de carpinterías producido en alguna vivienda.
Después de setenta y dos años de vida la situación de deterioro de los revocos originales, incluyendo los desprendimientos de material producidos en numerosos vierteaguas y algunas zonas de fachada, impide que pueda llevarse a cabo una rehabilitación integral y duradera de la fachada del edificio (tanto en sus aspectos constructivos como estéticos) solamente mediante “labores de limpieza y reparación” de estos morteros. Por este motivo, la propiedad del edificio contrata a Esfer una obra de restauración de las fachadas.
Personal de Esfer con amplia experiencia en este tipo de actuaciones de restauración, abordó la obra la cual dio comienzo con el saneamiento de los diferentes paramentos de la fachada dañados. Cabe destacar, que se repusieron la totalidad de molduras de los vierteaguas de ventanas, para lo que se fabricaron a medida reproduciendo su forma original pero con materiales actuales, StoDeco Line, diseñado a base de granulado mineral compuesto de microesferas de silicato. Como revestimiento de acabado principal se utilizó un revoque de piedra natural orgánico, StoSuperlit, con granulación 2,0 muy resistente contra las inclemencias climáticas.